Raquel ha dejado atrás la niñez, pero su actitud espontánea sentada con las rodillas dobladas y los pies sobre el banco, muestran una postura aún no de adulto, su cabeza, inclinada hacia abajo y apoyada sobre su mano nos muestra una Raquel preocupada, ensimismada en su interior como casi todas las pinturas de Pere Ventura muestran: ese mundo interior que la pintura puede rozar. La ha sorprendido así, en pleno alegre y soleado día , el sol la cubre y ella se enrosca. Hace calor, su suéter de rayas lo lleva en el cuello , como buena adolescente, el pelo castaño recogido en una cola y el flequillo desordenado están bellamente trabajados y percibimos cómo los rayos de sol cubren de destellos su cabeza,. Como nos tiene acostumbrados, en sus obras los detalles del brazo, del codo se ofrecen ajustados perfectamente a una anatomía minuciosamente observada y pintada. Nos hace que esa figura se nos antoje de carne y hueso. Los pliegues y la textura de la blanca camiseta, la sensación de los tejanos con los infinitos azules moldeados por las sombras, todo en esta figura se nos representa como una realidad ahí vivida , ahí la percibimos..……..todo ¡hasta la preocupación!…¿qué tremendas o superficiales dudas acosan a Raquel?....el tiempo todo lo pondrá en un plano menos severo, más leve. Una pintura para contemplar con tranquilidad y degustar. Una maravillosa obra,¡ mis felicitaciones, Pere Ventura!
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Raquel ha dejado atrás la niñez, pero su actitud espontánea sentada con las rodillas dobladas y los pies sobre el banco, muestran una postura aún no de adulto, su cabeza, inclinada hacia abajo y apoyada sobre su mano nos muestra una Raquel preocupada, ensimismada en su interior como casi todas las pinturas de Pere Ventura muestran: ese mundo interior que la pintura puede rozar. La ha sorprendido así, en pleno alegre y soleado día , el sol la cubre y ella se enrosca. Hace calor, su suéter de rayas lo lleva en el cuello , como buena adolescente, el pelo castaño recogido en una cola y el flequillo desordenado están bellamente trabajados y percibimos cómo los rayos de sol cubren de destellos su cabeza,. Como nos tiene acostumbrados, en sus obras los detalles del brazo, del codo se ofrecen ajustados perfectamente a una anatomía minuciosamente observada y pintada. Nos hace que esa figura se nos antoje de carne y hueso. Los pliegues y la textura de la blanca camiseta, la sensación de los tejanos con los infinitos azules moldeados por las sombras, todo en esta figura se nos representa como una realidad ahí vivida , ahí la percibimos..……..todo ¡hasta la preocupación!…¿qué tremendas o superficiales dudas acosan a Raquel?....el tiempo todo lo pondrá en un plano menos severo, más leve.
Una pintura para contemplar con tranquilidad y degustar. Una maravillosa obra,¡ mis felicitaciones, Pere Ventura!
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